En términos generales se puede decir que la fibromialgia consiste en una anomalía en la percepción del dolor, de manera que quienes la padecen perciben dolorosos estímulos que habitualmente no lo son.
Es una patología relativamente frecuente. Se estima que afecta a cuatro de cada 10 millones de la población estadounidense. Los estudios demográficos muestran que tiene una relación mujer a hombre de tres a 1/2 respectivamente, lo que quiere decir que su prevalencia es más elevada en ellas.
María Jerez Morales, médico psiquiatra, aborda el tema desde el punto de vista emocional. A partir de este tópico, sostiene que la fibromialgia es una enfermedad dolorosa de etiología desconocida que, a pesar de haber varios estudios relacionados con ella no se sabe a ciencia cierta qué especialista en particular debe tratarla. “Esto se debe a que sus afectaciones son músculoesqueléticas, emocionales y sensitivas, lo que sí sabemos es que tiene mejoría y que además debemos de dar un manejo multidisciplinario como lo muestra la medicina avanzada y actualizada de hoy en día”, enfatiza.
La especialista en trauma, duelo y adicciones, del Grupo Profesional Psicológicamente, dice que este mal es una fiel muestra de cómo interfieren los genes y cargas familiares en esta enfermedad, pudiendo afectar a varios miembros de algunas familias. “El nivel de estrés que actualmente llevamos ha triplicado su aparición”, puntualiza.
Ausentismo laboral por la fibromialgia
Dolor en diferentes puntos álgicos del cuerpo (espalda, cabeza, cuello, brazos y piernas), agotamiento crónico que no mejora con el reposo, lentitud extrema, dificultad para realizar esfuerzos mínimos, falta de concentración, pérdida de memoria, e hipersensibilidad táctil, visual, auditiva y digestiva son parte de los síntomas concretos que provoca la fibromialgia.
Esto, que por lo general el paciente describe como: “Me duele todo”, y que le hace sentir triste y agotado es lo que encierra los aspectos psicosociales que están altamente ligados a esta patología provocando ausentismo laboral, mayor gasto socioeconómico anual, disfunción en las relaciones familiares, problemas gastrointestinales, síndrome del túnel carpiano, dolor cervical, así como síndromes ansiosos y depresivos severos y crónicos.
Así lo explica María Jerez Morales, médico psiquiatra, quien sostiene que estas afecciones clínicas hacen que la persona contacte diferentes especialistas antes de llegar a imaginar que es provocada por una sensibilización y disminución de la sustancia cerebral serotonina, la cual controla y maneja nuestras emociones de tristeza y ansiedad, así como la parte sensorial del dolor en el sistema nervioso central y la médula espinal.
Insiste en que aunque su prevalencia se deja sentir en la mujer, el hombre también puede padecerla. “Luego de sus manifestaciones clínicas, un diagnóstico oportuno ayuda a nuestros pacientes a mejorar la calidad de vida y a disminuir el coste y ansiedad generada por no saber qué tienen”, explica la especialista.
¿Cómo se hace su diagnóstico?
Jerez Morales señala que, según lo describe el investigador y doctor Russell Rothenberg, MD., uno de los que más han investigado esta patología, refiere que primero debemos tomarla en cuenta, estar consciente de que existe con base legítima científica como una condición médica, bien sabemos que no es nada fácil realizar un diagnóstico de fibromialgia, pero debemos evaluar cuidadosamente el historial, el examen físico y emocional del paciente, y que estos síntomas perduren por un tiempo no menor de tres meses, sin mejoría y que además se hayan descartado las patologías reumáticas o concomitantes se presenten con estas.
¿Este mal tiene algún tratamiento?
Es una enfermedad crónica para la cual, actualmente, no existe cura.
No obstante, sí existen una serie de medidas que ha demostrado mejorar y remitir en muchas ocasiones la calidad de vida de estos enfermos.
Un correcto diagnóstico, la explicación al paciente de la naturaleza de su enfermedad (explicarle que no causará destrucción de las articulaciones, ni lesiones irreversibles ni deformidades), la educación para procurar que evite los factores agravantes, el tratamiento farmacológico -si fuese el caso- de las alteraciones psicológicas, el tratamiento de las posibles alteraciones del sueño, cambios en el comportamiento y en los planteamientos vitales, el ejercicio físico suave y moderado, la realización de técnicas de relajación muscular, el uso de analgésicos y medicamentos que aumenten la respuesta al dolor y también, en algunos casos, el uso de fisioterapias y psicoterapia cognitivo conductual ayudan, dice Jerez Morales, especialista en trauma, duelo y adicciones.
Fuente: Rosanna Herrera