Para rescatar los valores en la familia no hay que ir muy lejos. Basta con volver a lo mejor de las raíces culturales, los vínculos generosos y comprometidos de la familia tradicional, con padre, madre e hijos. Pero ese retorno a las raíces debe ser una oportunidad de restaurar la normalidad en las relaciones dentro de la familia, para reevaluar con espíritu crítico los hábitos tradicionales en las relaciones familiares.
Así lo expresa Manuel Suárez, coordinador del Centro de Estudios y de la Fraternidad de Legisladores Evangélicos del Congreso Iberoamericanos por la Vida y la Familia, quien responde algunas preguntas con respecto al tema.
1. ¿Por qué se han perdido los valores familiares?
Los valores sólo son definitivamente eficaces cuando se asumen voluntariamente, no cuando se imponen.
En Iberoamérica, los valores sociales han sido impuestos durante siglos por la Iglesia Católica; cuando esta iglesia empezó a perder su poder, esos valores empezaron a ser liquidados.
Ahora es la Ideología de Género la que quiere cumplir el mismo papel, imponiendo sus propios valores a toda la sociedad; hay que romper con esa dinámica: la población general tiene que recuperar su libertad, su capacidad de decidir autónomamente en qué quiere creer, y tiene que descubrir cuáles son los principios que realmente aportan progreso y humanizan a la sociedad.
2. ¿Cuáles son las consecuencias de esa pérdida de valores en el núcleo familiar?
La familia pierde su cohesión, se desintegran las relaciones entre sus miembros, que sufren sus efectos; estos son especialmente marcados e irreversibles en los hijos. En mi experiencia como médico, compruebo desde hace años que los hijos de padres separados o de familias diferentes al modelo tradicional tienden a ser más inseguros, inmaduros y ansiosos, procesan y superan mal los conflictos y dificultades y son más vulnerables.
3. Además de haberse perdido los valores, ¿Cuáles otros problemas enfrenta la familia actual?
El principal problema que afronta es su propia supervivencia. Cuando se intenta establecer que hay nume- rosos modelos de familia y que todos son igualmente válidos, parece que se está reinventando la institución de la familia, pero en realidad se está liquidando. El estado está redefiniendo la familia, y ni el estado ni los lobbies tienen legitimidad para hacerlo, porque ciertamente vivimos en familia antes de convivir en un estado.
4. ¿Cuáles es el principal papel de la familia?
Como dice la Declaración de Santa Fe, del Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia, “el matrimonio y la familia constituyen la célula básica de toda sociedad, el pasado, presente y futuro de la humanidad.
El matrimonio es el ámbito privilegiado donde no sólo se genera la vida humana, sino también se le acoge, gesta, fortalece y humaniza.
Constituye la piedra angular para construir una sociedad justa, libre, solidaria y conducente al bien común.
5. En este mundo tan acelerado, ¿cómo pueden los padres estar pendientes y presentes en los momentos más especiales de su familia?
En primer lugar, dedicándole tiempo.
La mayoría de los que tenemos hijos ya mayores, cuando miramos para atrás y nos preguntamos “¿Qué haríamos si pudiésemos volver a vivir los años pasados?”, contestamos en primer lugar: “Le dedicaría más tiempo a la familia”. Pues animo a quienes tienen hijos aún pequeños a que aprendan de nuestra experiencia y les dediquen más tiempo a ellos y a su cónyuge. Todos sabemos que esos tiempos no volverán y lo que no sembremos ahora no podremos hacerlo más adelante. Es una cuestión de prioridades.
6. El uso de los aparatos “inteligentes” y las redes sociales ha provocado un distanciamiento entre los integrantes de la familia, ¿Cómo hacer uso de estas herramientas sin perjudicar la familia?
Hay que empezar por lo más sencillo: la comida es uno de los momentos en los que la familia está junta; hay que apagar la televisión.
Estos aparatos “inteligentes” y los medios de las redes sociales son útiles siempre que se usen en su momento y en la proporción adecuada.
Creo que la mejor prevención es promover otro tipo de relaciones más humanas, crear lazos familiares sólidos y humanizadores y fomentar desde ahí las amistades enriquecedoras.
7. ¿Cuáles son sus recomendaciones finales?
Lo primero es que hay que hacer respetar la institución de la familia natural, con padre, madre e hijos, como instrumento de socialización, humanización y progreso social, político y económico.
Hay que reevaluar críticamente las características de la familia habitual en Latinoamérica y recuperar el modelo que encontramos en la Biblia para señalar los papeles de cada miembro y sus relaciones dentro de la familia.
Congreso por la Vida y la Familia
Una evaluación de la ideología de género y su impacto directo en la familia, es uno de los tópicos a tratar en el Congreso Iberoamericano por la Vida y la Familia que se realizará este 25 de septiembre en Santo Domingo, donde estará participando el vicepresidente de la Alianza Evangélica Española, Manuel Suárez.
Suárez, quien además funge como coordinador del Centro de Estudios y de la Fraternidad de Legisladores Evangélicos de ese congreso, también es miembro del Comité Ejecutivo de los Grupos Bíblicos Universitarios.
“Nuestro primer congreso fue hace tan sólo dos años, y desde entonces nuestra actividad se ha multiplicado, aumentando nuestra participación y manifiesto hasta lograr una presencia destacada en las dos últimas asambleas de la Organización de Estados Americanos (OEA)”, expresa.
Suárez anuncia que en febrero de 2019 se efectuará el próximo encuentro en Panamá, luego de que se hayan celebrados otros tres congresos que están pendientes.
“Este último será el próximo día 25 de septiembre en Santo Domingo, con el abogado Alejandro Ramírez bajo la coordinación”, agrega.
Según Suárez, en esta actividad se hará una evaluación, no solo de la Ideología de Género y su impacto directo en la familia, sino también en la Iglesia y la Cultura.
Además, se realizará un análisis sobre sus efectos y las libertades democráticas.
Fuente: Laura Ortiz