A Juana Teresa Durán Vallejo el baloncesto la “flechó”. Eso ocurrió cuando apenas tenía once años, mientras observaba un juego de baloncesto de exhibición en su barrio Guachupita.
“Desde el momento que ví ese juego, supe que quería jugar baloncesto, entonces, a partir de ahí, cualquier objeto que encontraba en el camino lo tiraba al canasto”, recuerda Durán Vallejo.
Explica que a pesar de que viene de un barrio con tantas dificultades como Guachupita, tanto en su vida personal como en su trayectoria profesional, ha tenido más cosas positivas que negativas y “no dudaría en volver a nacer en Guachupita”, un lugar que, a pesar de haber dado tantos grandes del deporte, no ha tenido la suerte de que las autoridades se sientan comprometidas con él.
1. Inicios en el deporte
A la edad de once años comencé a jugar un deporte tan apasionante como lo es el baloncesto. Empecé a principios de 1977 en las Águilas de Guachupita, que para entonces era un club con dos años de fundado, pero ya las Águilas de Guachupita habían iniciado en 1975. Representé a esa barriada por muchísimos años, y para 1998 me fui del club, aunque no del barrio. Luego empecé a jugar con el Club Mauricio Báez en Villa Juana”.
2. Opinión de la familia
Al inicio de mi carrera fue muy difícil, había muchas trabas, mitos… la primera la tuve de mis padres Antonia Vallejo y Jorge Durán Arias, sobre todo de mi madre que al principio fue muy duro para ella que su hija jugara baloncesto, ya que lo consideraba como un deporte para hombres. Mi hermana mayor, Deisy Durán, tampoco aprobaba mucho que jugara, porque decía que eso me quitaba oficio. Al principio mi hermana era la más dura, porque como mi mamá trabajaba desde muy temprano en la mañana y regresaba en la noche, ella era la jefa de la casa. Recuerdo que Daisy me rompió mi primer uniforme, ese día venía de un juego y ella entendía que me tardé mucho tiempo. Eso para mí ha sido una de las tragedias más grandes que me ha pasado en el deporte. Pero después de eso, mi hermana era la que más me apoyaba, asistía a todos los partidos. Hoy puedo decir que rompí toda clase de paradigmas, todos esos tabúes”.
3. Orgullo de su familia
Después de como cinco años jugando, mis padres se dieron cuenta que tenía vocación, además se lo decían los profesores; después de ahí, eran ellos los que más me apoyaban, creo que sin lugar a dudas he sido el orgullo de mi familia y también de la comunidad de Guachupita. Quizás no deba decirlo, pero me siento muy orgullosa de decir que soy el ejemplo a seguir de una comunidad que tiene muchos héroes y heroínas, y aunque soy parte de esas heroínas, creo que hay muchas personas allá que se desarrollaron y que hoy Guachupita, no solo tiene una historia delictiva, sino también una historia de personas valiosas, no solo como Teresa Durán, del glorioso equipo de las Águilas de Guachupíta, sino también, de un Joan Guzmán, una Cristina Montilla, entre otras figuras del deporte y del arte que nacieron de las entrañas de Guachupita”.
4. Su madre
Mi mama era una mujer humilde, trabajó mucho para levantar siete hijos, ella creía mucho que a los hijos había que tenerlos cerca, no daba mucho espacio a que nos expandiéramos. Dentro de sus limitaciones, nos levantó, siempre nos dio su apoyo de madre, siempre estaba ahí con nosotros, aunque nunca pudo ir a un partido, porque trabajaba hasta los domingos. Mi papá no apoyaba mucho en las iniciativas de los hijos, no ha sido el mejor de los padres, él está vivo y hoy lo lamenta.
5. Primer juego superior
Entre a jugar superior en 1979 con las Águilas de Guachipita, en ese entonces había llegado a la barriada don Máximo Bernal y formó ese equipo. Inicié a los 14 años. Recuerdo que me mantenían en la banca, pero cuando me dieron la oportunidad de jugar, en cada partido que me ponían, le ponía número a la casa como se le decía al encestar. Ya en 1981, a los 15 años entré a la selección nacional del país en las mayores. Me dieron esa oportunidad y tuve mi primer juego en Puerto Rico en un Centro Basket, donde mi entrenador fue el inmortal y muy querido Fernando Teruel”.
6. Padre del deporte
Don Máximo fue mi mentor, mi padre que me inició en el deporte. Ese señor me dio la confianza de creer que más allá, después de Guachupita, podía pisar otros terrenos. Me ayudó a creer que el deporte debía ir de la mano con los estudios. Lo conocí cuando tenía 14 años, siempre creyó en mi talento, aunque al principio fue un poco difícil para mí, porque era una persona muy estricta, muy fuerte, pero me inculcó la importancia de la educación, en que para llegar en el deporte hay que ser muy disciplinado. Me enseñó lo que soy en cuanto a mi personalidad. Creo que soy tan sicorrígida como él lo fue. Cuando don Máximo falleció fue algo muy duro para todas las que estuvimos en sus manos, lo llevamos en nuestros corazones, en nuestras mentes y, en nuestros actos lo mantenemos vivo. A la verdad que él nos dio mucho”.
7. Entrenadora DN
Como entrenadora de baloncesto del Distrito Nacional fue una experiencia un poco agridulce, porque tuve un record un poco negativo y me cambiaron. Claro, cuando todo empezó, no fue lo que se acordó, porque no quería entrar, les dije que a mí no me gusta ser algo más del montón, les pregunté que qué buscaban con mi contratación, siempre les dije que no quería ser noticia. Hoy día Teresa sale como la primera mujer que dirige a ese alto nivel, de cómo llevar la batuta como coach principal, porque ya había dirigido el equipo de los Prados, pero no como coach principal, sino como asistente y, aunque no tiene la misma connotación, es como un logro más de la mujer dominicana que luchamos para ser reconocidas en cuanto a la igualdad y la equidad de oportunidades, tanto en la paga como en la participación”.
8. Pabellón de la fama
Fui exaltada al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 2014, una placa muy importante en mi vida, porque creo que es un reconocimiento a una trayectoria de vida deportiva, de esfuerzo, de una meta que una vez una niña soñó y que la pudo alcanzar, a través del deporte. Esos reconocimientos nos comprometen a seguir dando una vida ejemplar para la sociedad, sabía que iba a venir, me llegó un poco más tarde, porque me retiré a los 42 años y, eso también ha sido un record como atleta. Me retiré a esa edad siendo campeona, siendo todavía la más valiosa del torneo, Atleta del Año y llevándome todos los records. Fui la más votada de la exaltación y dicen también, que fue la más grande exaltación que haya habido, lo que me llena de satisfacción y me digo wao valió la pena”.
9. Ministerio de Deportes
Dirijo la Oficina de Equidad de Género del Ministerio de Deportes, desde hace seis años. A través de ahí trabajamos para darle más oportunidad a la mujer y hacer valer, más que todo, su pensamiento, que sepa que podemos ser tan buenas en deporte como los hombres. A nosotras no nos ha ido mucho mejor, porque los destinos del deporte siempre han estado dirigidos por hombres, ninguna mujer en este país le ha tocado dirigir, por ejemplo al Comité Olímpico, la Federación de Baloncesto, la Asociación de Baloncesto, que son las entidades deportivas más fuertes, ni mucho menos nos ha tocado dirigir el Ministerio de Deportes. Ahí hemos tenido dos viceministras en más de 40 años. Obviamente hemos avanzado, no a los pasos gigantescos que quisiéramos, pero no podemos detenernos”.
10. Un sueño
En el deporte lo he logrado todo, lo único que no he podido conseguir es la construcción de un polideportivo para Guachupita, para el Club Rafael Solano, donde trabajamos con toda la comunidad. No quiero morir sin verlo, ya la Oficina de Desarrollo fue a inspeccionar y nos prometió su construcción, pero no nos conformamos con que haya ido. Su construcción es una necesidad para que haya menos corrupción, para que esos muchachos puedan salir adelante. Tengo un gran compromiso con la comunidad, ellos sienten que debo ser su voz para lograr ese sueño y del que somos merecedores por todos los frutos que hemos dado al país. Ese polideportivo se convertiría en la casa de todos los clubes aledaños”.
Trayectoria
Mi vida en el baloncesto ha sido grande y larga. Participé en seis juegos Centroamericanos y del Caribe, son pocos los atletas que pueden conseguir ese averaje, porque esos juegos se hacen cada seis años. Tuve la suerte y la bendición de Dios de ser saludable, a mis casi 39 años participé en mis últimos Juegos Centroamericanos y del Caribe en 2002 en El Salvador, donde obtuve todos los records personales que se pude obtener, a pesar de ser la jugadora, quizás de mayor edad de esa competencia.
Soy 21 veces Atleta del Año en la Asociación de Cronistas Deportivos, que es la premiación más importante del país; he sido por 14 veces Atleta del Año por el Comité Olímpico Dominicano, también la femenina que ha jugado por más tiempo fuera del país. Cuando apenas era juvenil comencé a reforzar 1984 en Cáliz, Colombia; jugué en la Liga del Salvador, en el Salvador por 14 años, así como varios años en Venezuela. Jugué para Puerto Rico, Guatemala, Costa Rica; o sea que todo lo que tengo se lo debo al deporte. Aproveché todas las puertas que el deporte me pudo abrir, dando lo mejor de mí.
Es decir, jugué por más de 20 años fuera de mi país, donde eso me generaba ingresos. Tuve la suerte de ser reconocida por el fenecido presidente Joaquín Balaguer con una casa, que luego me la condonó el ex presidente Leonel Fernández, pero solo los veo a ellos como alguien que fueron acertados, dándome un poco de lo tanto que le di al país, dándome una vivienda digna como a otros compañeros.
Modelo
Nuestra fuerza siempre fue nuestra madre, que en paz descanse, ella murió hace unos años. Ella era una madre virgen, como digo yo. Siempre la recordamos como un ejemplo a seguir.
Sueños
El único sueño que no he podido lograr en el deporte es la construcción de un polideportivo en Guachupita, donde podamos seguir instruyendo y darle una nueva esperanza a una comunidad que tiene muchas carencias.
Agradecimiento
Don Máximo fue mi mentor en el deporte, me dio la confianza de creer que más allá, después de Guachupita, podía pisar otros terrenos”.
Retribución
Soy una persona muy comunitaria, he querido dar un poco de lo que he recibido, creo que todos debemos ser recíprocos, ya que a mí también me tendieron la mano”.
Esfuerzo
Me siento afortunada, no solo por los records individuales obtenidos, sino también, porque he sido parte de muchas medallas importantes que ha tenido el baloncesto femenino”.
Instructora
Participo y represento al país en una modalidad que se llama Master que es como “liga añeja” y estoy como entrenadora de la selección nacional del equipo femenino”.
Fuente: María E. Pérez