Muchos son los remedios caseros que abundan en la red, pero son la salud íntima no se juega. Atención a esto.
Nidos de avispa, Vick Vapo Rub, ajo, escarcha, pepino y hasta jugo de limón son algunas de las cosas más inverosímiles que las mujeres, guiadas por internet, están poniendo en su zona íntima, y por distintos motivos. Solo tres palabras pueden explicar semejantes prácticas absurdas: ignorancia y charlatanería.
Lo más incoherente de esta era de la información es la cantidad de conceptos y consejos errados que, como nunca, se están difundiendo sobre la salud y el cuerpo humano. Gracias a internet, efectivamente, los datos sobre estos temas ahora se obtienen de un modo más ágil, pero ello no garantiza que siempre sean correctos.
Un campo crítico es la sexualidad. En pleno siglo XXI, persisten los miedos y tabúes a hablar abiertamente al respecto. Entonces, la privacidad que ofrece la web hace que millones se vuelquen y confíen ciegamente en el inmenso mar de páginas con todo tipo de recomendaciones sobre cómo mejorar el placer, métodos anticonceptivos o cura de enfermedades. Por supuesto, muchas de estas fuentes tienen bases científicas y son orientadas por profesionales, pero muchas otras carecen de idoneidad o solo están motivadas por el ánimo de vender, así conlleven a sus seguidoras a hacer cosas que pueden atentar contra su bienestar.
Tal es el caso de la vagina. Ginecólogos y obstetras admiten que los casos de accidentes a causa de objetos y sustancias que las mujeres introducen o aplican en esta parte de su cuerpo, por diferentes razones, nunca han faltado en sus consultorios. Pero ahora existe una alarma entre ellos por el notable incremento de todo tipo de recetas en la red.
La pasta a base de nidos de avispa, por ejemplo, se ofrecía hasta hace poco en la página de e-commerce Etsy, sin ninguna justificación médica, para tratar la episiotomía (fisura en el perineo femenino para facilitar el parto), rejuvenecer las paredes del útero y limpiar la vagina. Este último aspecto, a propósito, se ha convertido en una gran obsesión. “Es como si la vagina fuera sucia, frágil y en constante necesidad de nutrición”, comentó en un artículo la ginecóloga y obstetra Jen Gunter, en su columna “The Cycle”, sobre salud reproductiva femenina, en The New York Times. En ese marco, se destacan las supuestas bondades de los tratamientos con pepino cohombro y Vick Vaporub, al cual también se le atribuye la virtud de agudizar el goce sexual.
Hace unos meses, se volvió viral en Estados Unidos la venta de Passion Dust Intimate, unas cápsulas, a 7 dólares cada una, que la mujer se introduce en el canal vaginal momentos antes del coito. Allí, el producto libera un polvo centelleante o escarcha con sabor dulce “que hace la experiencia sexual mágicamente deliciosa”, según su fabricante, una ama de casa, Lola Butterfly Von-Kerius, quien carece de formación médica.
Los remedios naturales tienen una mejor recepción y popularidad, justo por ese origen, “pero eso es totalmente desacertado”, anotó la doctora Gunter, quien hizo algunas aclaraciones: “El jugo de limón (¡ouch!) se recomienda para acidificar la vagina, lo cual es imposible. Las bacterias del yogur se sugieren para repoblar la flora de esa zona, pero la verdad es que los yogures comerciales no tienen las cepas adecuadas para eso. Las esponjas marinas se aconsejan para la higiene durante la menstruación, cuando lo cierto es que, según experimentos, estas contienen bacterias y detritos o partículas de rocas, y pueden introducir en la vagina más oxígeno que un tampón o una copa menstrual, y eso es muy malo. El ajo se recomienda para curar las infecciones por hongos, pero resulta que usted puede terminar con una infección mucho peor, dado que es una especie que se cultiva en la tierra”.
Además de “natural”, las palabras mágicas para captar la atención de las incautas son “terapia antigua recientemente redescubierta”. Sin embargo, resulta que además de no provenir de ninguna tradición, no son efectivas. “Las mujeres y la gente en general deben entender que muchas cosas se usaron en el pasado, como el arsénico para la sífilis o el estiércol como espermicida, y eso no significa que tengamos que reciclarlas cuando está comprobado que no sirven”, dijo Gunter. Además, ella recomienda acudir siempre al médico en caso de cualquier molestia y ofrece estos criterios para valorar los remedios “milagrosos” que pululan en la Web:
Dude si se dice que la terapia ha sido comprobada. A mayor certeza de efectividad, menor el número de estudios médicos que supuestamente
lo soportan.
No crea si le están vendiendo el remedio. Cualquiera que va tras el dinero está necesariamente parcializado.
Desconfíe si el consejo o remedio se basa en testimonios de supuestos beneficiados, pues eso no ofrece ningún asidero científico.
Encienda las alarmas si le recomiendan introducir cualquier tipo de comida en la vagina. Sencillamente, eso no tiene sentido.
Deseche cualquier sugerencia de limpieza vaginal a base de vapor y hierbas, por ejemplo. Si la zona le duele, tome un baño de asiento y pida una cita médica.
Fuente: Fucsia