Si acumulas más de tres de estos síntomas, estás madurando (y lo sentimos) Adiós juventud, hola responsabilidades… ¿Por qué? ¿POR QUÉ?

Si últimamente te sientes un poco Susana Romero (Ana Castillo) en la película ‘La llamada’ cuando le dice a Milagros (Belén Cuesta) que está madurando, sigue leyendo.
Llegadas a una edad –sí, las ‘millennials’ ya no ocupamos el principal objetivo del mercado y la mayoría ahora pagamos facturas, tenemos más responsabilidades y poca estabilidad emocional y económica–, hemos pasado por tantas vivencias, que algo de experiencia hemos adquirido.
Esa experiencia puede o no convertirse en madurez, una palabra de la que muchas huimos porque supone más desequilibrio emocional, si cabe, y el paso a una edad adulta que asociamos con la vida que llevan nuestros padres. ¡Y ni siquiera podemos vivirla como ellos a nuestra edad! Entonces, entramos en bucle.
Esa es la situación de mucha gente de nuestra generación, por lo que se nos antoja que la mejor idea es aferrarnos al refrán que dice «mal de muchos, consuelo de tontos» (o algo parecido), y así la vida.
Pero si quieres tomar las riendas de la situación porque tú lo vales, lo mejor que puedes hacer es conseguir que no cunda el pánico. La doctora en sociología y profesora de la Universidad de Valladolid (UVa), Almudena Moreno, en colaboración con Ron Brugal, nos explica que «madurar no está asociado a algo malo», así, se ha propuesto ayudarnos a derribar todos los mitos negativos que resuenan en nuestra cabeza cuando pasamos, sobre todo, «la barrera de los 30».

DIEZ SÍNTOMAS QUE SEÑALAN QUE ESTÁS MADURANDO

Si acumulas más de tres de los síntomas que verás a continuación, bienvenida al club. Ahora te toca disfrutar de una nueva etapa que tiene muchas ventajas. ¿La mejor? Que ya no te vas a sentir tan culpable por cancelar planes y quedarte viendo Netflix en casa, por ejemplo.

ELIGES CALIDAD VS. CANTIDAD
«Con el paso del tiempo, empezamos a aceptar todo aquello que hemos ido ‘perdiendo’ de la juventud y nos quedamos con lo que nos ofrece la experiencia. Se resta intensidad y frecuencia en las relaciones sociales, pero se gana en calidad y disfrute de esos momentos, ya que son realmente escogidos. En definitiva, nos volvemos más exigentes: preferimos lo poco y bueno, que lo mucho y sin calidad», cuenta Moreno.

TUS GUSTOS SE AFINAN (Y SE REFINAN)

«La experiencia también afecta de manera positiva a nuestro criterio. Los sentidos se van entrenando y desarrollando con la edad y somos capaces de identificar aquello que realmente nos gusta y nos apasiona. Desarrollamos un estilo de vida personal más selectivo en el que no vale todo, y poseemos lo que el sociólogo francés Bourdieu llamó ‘capital cultural’: las formas culturales asociadas al gusto, la distinción y la calidad, que moldean los comportamientos y las formas de estar y sentir».

TIENES MAYOR COMPROMISO CONTIGO MISMA

«En esta etapa de la vida se refuerza la comunicación, la confianza y la puesta en valor de una misma, lo que a su vez repercute en relaciones más consolidadas y duraderas».

TUS AMISTADES SON ELEGIDAS
«Las amistades y relaciones se refuerzan y fortalecen en esta etapa de la vida. Los grupos de amigos se vuelven más selectivos y se conforman por afinidades culturales, motivacionales, intelectuales y familiares, en lugar de hacerlo estrictamente por intereses festivos, tal y como ocurría años atrás», puntualiza.

AUGE DE LA CREATIVIDAD E INSPIRACIÓN
«La madurez emocional y mental favorece el desarrollo de las habilidades y competencias creativas. Por lo general, estas se encuentran en pausa durante algún tiempo, mientras nos esforzamos por integrarnos en el mercado laboral, la formación de la pareja o la consolidación del grupo de amigos».

DISFRUTAS DEL DÍA A DÍA MÁS QUE NUNCA

«Con la edad se gana confianza en las capacidades personales y sociales, independientemente de las exigencias normativas del entorno, lo que contribuye a disfrutar más de nuestro día a día, así como de los momentos y eventos cotidianos o extraordinarios de la vida».

TIENES SENSACIÓN DE BIENESTAR RECURRENTE

«Las relaciones sociales maduras y estables dan lugar a una sensación de bienestar y satisfacción más prolongada en el tiempo y menos dependiente de factores externos».

MAYOR FACILIDAD PARA RESOLVER PROBLEMAS

«Durante esta etapa de la vida desarrollamos especialmente la inteligencia emocional, es decir, aquella capacidad que favorece el diálogo y las habilidades sociales, sensitivas y cognitivas, que nos ayudan a resolver problemas cotidianos con mayor templanza y naturalidad».

LE PIDES MÁS A TU TIEMPO

«La percepción del tiempo cambia según avanzamos por los ciclos vitales y, a medida que maduramos, asumimos que el tiempo es finito y aprendemos a valorar más los momentos de calidad: aquellos que de verdad disfrutamos, con los demás o en solitario, y que aportan un capítulo a nuestra historia biográfica y social. Exiges tiempo de calidad».

SIENTES QUE ESTÁS ANTE TU MEJOR VERSIÓN

«Conocerte mejor, saber lo que de verdad quieres y te hace feliz, hace que día a día estés más cerca de ser una persona más plena. Esto nos aporta seguridad y, además, gracias al paso del tiempo, adquirimos todos los matices que nos hacen únicas, dando lugar a nuestra mejor versión; esa con la que más a gusto estamos.», concluye.

Fuente: Cosmopolitan 

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