Cuando se habla de República Dominicana, salta a la mente la calidez de su gente, su deliciosa comida, sus bellas playas y pegajoso merengue. Pero no se puede negar que la isla también se destaca por la belleza de sus mujeres.
Es precisamente esa belleza exótica que poseen las dominicanas lo que ha llevado al país a convertirse en uno de los principales exportadores de modelos de pasarela. Jóvenes de piel morena, cabello crespo y origen humilde están rompiendo esquemas e inspirando a otras chicas como ellas a creer que su tipo de belleza sí cuenta.
People en Español ha seguido de cerca a esta nueva generación de modelos y en diciembre entrevistó y fotografió a algunas de ellas en la imponente zona colonial de la capital de ese país caribeño. Ahí, Jenniffer Concepción, Esmerileidy Ramírez, Lissandra Blanco y Melanie Pérez compartieron sus increíbles historias dentro y fuera del país que las vio nacer.
“Una persona con el pelo crespo como yo es fea, tiene el pelo malo… es algo con lo que vivimos nosotras desde pequeñas”.
Para algunas, el camino al éxito se abrió cuando comprendieron que lo que otros veían como un defecto en realidad era un plus. De niña, Blanco soñaba con ser grande para alisarse el pelo y modelar. “Aquí las chicas lindas son las que tienen el pelo lacio. La belleza natural, el pelo crespo es algo que no se ve bonito para las personas dominicanas”, asegura Blanco, de 17 años y nacida en Maimón, Bonao. “Una persona con el pelo crespo como yo es fea, tiene el pelo malo… es algo con lo que vivimos nosotras desde pequeñas”.
Blanco hoy se siente afortunada de que es precísamente su cabello crespo el que la hace resaltar entre tantas otras chicas. Lo mismo le pasa a Concepción, quien llegó a una agencia de modelaje en su natal isla con extensiones en el cabello. «Cuando llegué a la agencia me lo cortaron aún más de como lo tengo ahora», dice la modelo de 19 años oriunda de La Victoria, cuyo primer desfile fue para Prada. «Me sentía incómoda, pero [ahora] me siento bien con mi corte».
Desafortunadamente, Blanco y Concepción se enfrentaron a una forma de pensar bastante común en Latinoamérican, en especial en los países donde hay una gran comunidad afrolatina. “Es un problema cultural”, enfatizaSandro Guzmán, propietario de la agencia de modelos Ossygeno Models y responsable de la proyección de muchas de estas chicas a nivel internacional. “Un país con alta población de gente de color y el prototipo de belleza es otro”.
“El simple hecho de representar a tu país es un gran orgullo»
Esto va cambiando y cada vez más las modelos afrolatinas están brillando en el competitivo mundo de la moda donde se han convertido en las nuevas it girls de los desfiles de Valentino, Prada y Miu Miu —y el foco de campañas publicitaria para marcas como Zara y Amina Muaddi, entre otras. “[Se siente] una adrenalina increíble en las pasarelas; conocer esas ciudades que nunca me imaginé que podría visitar”, cuenta Ramírez, de 19 años y nacida en San Cristóbal. “El simple hecho de representar a tu país es un gran orgullo. Quiero hacerlo por más tiempo y dejar a República Dominicana en alto. Me hace muy feliz”.
Marta Moreno Vega, fundadora del Caribbean Cultural Center African Diaspora Institute de Nueva York, aplaude la inclusión de estas supermodelos en las pasarelas de la Gran Manzana, París y Milan. “La apertura de avenidas en las pasarelas para modelos afrolatinas es parte del movimiento de descolonización de espacios en los que se nos han limitado las oportunidades», asegura. «Hay mucho más trabajo que hacer y los cambios están ocurriendo en tiempo real. La creciente inclusión de afrolatinos en todos los sectores es parte del proceso para obtener igualdad racial y cultural”.
Nadie duda que estas jovenes están conquistado el mundo de la moda y enalteciendo su ascendencia afrocaribeña, dice Carlos Lamarche, creador del documental Dominicanas que explora el fenómeno de las modelos de ese país. “[Su éxito] es emocionante y hasta sublime. Los africanos llegaron a las Américas a través de República Dominicana y se mezclaron con los taínos y los españoles, dejando como resultado esta mezcla que nos hace tan únicos en muchos aspectos”, explica el experto en moda. “Todos tenemos que valorar y estar orgullosos de nuestra [ascendencia] afrocaribeña. No sé si esta era la intención de los que dirigen el difícil mundo de la moda, pero sí sé que se han rendido ante la diversidad y belleza de las dominicanas”.
Lo que no está abierto a discusión es que estas modelos afrolatinas llegaron para quedarse, seguir cambiando estereotipos y abriendo caminos. «En realidad es fascinante porque no todas las jóvenes de esta edad tienen estas oportunidades», afirma Pérez, de 17 años y nacida en Santo Domingo. «Realmente me siento muy afortunada y muy agradecida con Dios».
Todas están claras sobre lo que representan para sus paisanos, en especial lo que su éxito significa para niñas que las ven como un ejemplo a seguir. “El simple hecho de representar a tu país es un gran orgullo para nosotros los dominicanos. Quiero hacerlo por más tiempo y poner a la República dominicana en alto cada vez más”, confiesa Ramírez, quien ha desfilado en pasarelas para marcas como Mugler, Comme de Garçons y Olivier Theyskens. “Es realmente maravilloso”.
Igual de increíble es ver cómo estas chicas han rebasado la barrera del idioma y superado los estereotipos para escalar hasta las más altas esferas en el mundo de la alta costura. Desde ahí, no solo se han destacado en las casas de modas de los diseñadores más importantes, sino que también han sido aplaudidas por su labor. Con tenacidad, enfoque y ese carisma indiscutible que tienen las caribeñas, Melanie, Esmerileidy, Lissandra y Jenniffer cada día demuestran que los sueños sí se cumplen y que lo que en algún momento pudo haber sido considerado como una desventaja hoy en día se ha convertido en su mejor arma para triunfar en tierras extranjeras.
Fuente: El Caribe