Para muchas personas, las molestosas arañitas moradas que salen en las piernas no son más que un problema estético que puede tratarse con productos cosméticos. Sin embargo, no siempre es el caso, y es que las venas varicosas son una afección que, de no ser tratada a tiempo, puede dar pie a graves complicaciones de salud.
Aunque surgen con mayor frecuencia en los miembros inferiores, las varices también pueden surgir en otros lugares como el cordón espermático, el esófago, la pared abdominal y la región anorectal. Así lo indica la dermatóloga Fabrina Féliz, quien dice que su causa tiene que ver con una falla en el sistema valvular, pues cuando este deja de cumplir su función, se genera dificultad para transportar la sangre al corazón y esta tiende a acumularse en los tejidos.
La aparición y desarrollo de las varices es multifactorial. Féliz, especialista en flebología, manifiesta que tanto la genética y la herencia juegan un papel importante. Las personas con profesiones que les obligan a permanecer mucho tiempo de pie o sentado pueden tener mayor incidencia en el desarrollo de esta patología, al igual que quienes frecuentemente se exponen a fuentes de calor, como saunas, baños calientes o depilación con cera, o son recurrentes en el uso de ropa excesivamente ajustada y zapatos de tacón muy altos que no favorezcan la anatomía del pie.
La creencia de que es un problema propio de las mujeres no está tan alejada de la realidad. Y es que los factores hormonales, especialmente asociados a variaciones en los niveles de estrógenos, hacen que esta afección sea más común en el sexo femenino. “Es más notoria en las mujeres, porque poseemos varios de los factores que predisponen a su aparición”, sostiene, agregando que el uso de anticonceptivos y los cambios que se producen durante el embarazo contribuyen al desarrollo y agravamiento de las venas varicosas. No obstante, aclara que esto no quiere decir que los hombres estén exentos. “Mientras que en las mujeres, por lo general, la aparición de las varices puede iniciarse después de la primera menstruación, en los hombres se da entre los 21 o 22 años de edad”, dice la dermatóloga.
Síntomas que alertan
Además de las lesiones visibles en la piel, las varices también vienen acompañadas de sensación de pesadez y cansancio, dolor, ardor, calambres, sensación de piernas inquietas e incluso la presencia de edema maleolar. A eso agregar que, en venas varicosas de larga data, en especial en síndromes post-trombóticos, predominan alteraciones de la piel y tejido celular subcutáneo, tipo eczemas, celulitis, decoloración y úlceras. De ahí la importancia de actuar a tiempo para evitar consecuencias irreversibles de salud.
Féliz dice que lo más recomendable es acudir a una consulta con un dermatólogo-flebológo o cirujano vascular para una evaluación. “Podemos tener pacientes con muy pocos signos visibles y escasa o ninguna sintomatología y en la evaluación podemos descubrir una enfermedad venosa importante, así como puede darse lo contrario; pacientes muy preocupados porque se observan numerosas venas a nivel superficial y se aquejan de mucho dolor, y en la evaluación no presentan alteraciones venosas importantes”.
Las manifestaciones visibles, la sintomatología y los antecedentes familiares y personales de cada paciente son las herramientas básicas que indica la experta orientan hacia un tratamiento específico médico especifico, que irá de la mano con una alimentación balanceada y ejercicio cardiovascular, como caminar, gimnasia, ciclismo, baile o natación.
Si bien las venas varicosas son una enfermedad crónica, con el debido tratamiento es posible mantenerla controlada. “El daño valvular suele ser irreversible, pero lo que sí podemos es evitar la progresión de la enfermedad y las complicaciones de la misma”, concluye.
Fuente: Laura Ortiz Güichardo