Una cosa es la edad biológica y otra la que transmite la piel. En ambos casos necesita tratamientos específicos para evitar que el envejecimiento aparezca de manera prematura o que la flacidez y la falta de iluminación se instalen sin remedio.
No hay una piel igual a la misma edad. De ello depende la genética y el cuidado que pongamos en ella, aunque sí se establecen denominadores comunes, estándares idóneos.
«A cada edad, lo que le corresponde», así de rotundo se expresa el doctor Javier Lima, experto en medicina estética, al hablar de qué tratamiento es el más adecuado a los 20 años y cuál a los 40.
EDAD BIOLÓGICA.
«Nuestra edad biológica está determinada por el ADN, pero son los factores extrínsecos los que pueden acelerar el envejecimiento biológico», cuenta el experto de la Clínica Dray, quien asegura que el tabaco, una mala alimentación, el sedentarismo, el entorno en el que vivimos o la polución ambiental pueden causar daños acumulativos en nuestra piel.
Efectos que se traducen en la aparición de finas líneas, arrugas, manchas y flacidez. Lima asegura que en la prevención se encuentra el primer cuidado de la piel y está centrada en evitar la exposición solar, además de mejorar hábitos saludables para que la cirugía solo se concentre en pequeños detalles y prevenir así el mínimo de tratamientos invasivos.
DE LOS 20 A LOS 30.
Entre los 20 y los 30 años algunos de los tratamientos más demandados tienen que ver con la turgencia y volumen de los labios, por lo que recomienda un tratamiento, Lip Refresh, que consiste en la infiltración de una pequeña cantidad de micropartículas de vitamina E y ácido hialurónico.
La nariz concentra los mayores complejos tanto en hombres como en mujeres. El doctor Lima, en algunos casos concretos, recomienda la rinomodelación, “un tratamiento sin cirugía en el que se utilizan productos de relleno como el ácido hialurónico o hidroxiapatita cálcica para corregir los pequeños desniveles que provocan los “caballetes”. «Así se consigue una nariz más simétrica y elevar la punta nasal», señala.
DE LOS 30 A LOS 40.
Entre los 30 y los 40 “la piel comienza a perder grosor, dando pie a pequeñas arrugas», por lo que Lima aconseja un tratamiento de “mesoiluminación que, con un masaje enérgico, hace que penetre una combinación de productos que estimulan los fibroblastos en profundidad y la generación de pigmento de melanina en la superficie”.
Según informa el especialista, este tratamiento puede realizarse en todas las épocas del año y para todo tipo de pieles.
DESAFIANDO EL TIEMPO.
Pasados los 40 y ya inmersas en la década de los 50 la menopausia provoca modificaciones físicas, conectadas a las fluctuaciones hormonales que tienen que ver con sueño ligero, así como cambios en el cuerpo y el peso.
Un momento en el que la piel comienza a perder «densidad y tonicidad, se vuelve más seca con una tez desigual», explica la esteticista Carmen Navarro.
Razón por la que recomienda el tratamiento Redensifiant Sublimateur Jeunesse, que incorpora un masaje de drenaje linfático y aplicación de la mascarilla con aceites preciosos, a base de flor de granada, extracto de algas e hinojo marino, que se encarga de regenerar, estimular la producción de colágeno y restituir el equilibrio cutáneo.
«El resultado es una piel redensificada, suave, firme, nutrida, flexible e hidratada, gracias a los péptidos de la hoja de la alcachofa que mejoran la densidad de la piel y estimulando la síntesis de colágeno”, añade Navarro.
Como escudo y protección de este tratamiento María Galland incorpora la hoja de la tomatera para proteger la piel del envejecimiento provocado por el daño oxidativo. Pero, además, la alubia roja estimula la capacidad natural de la piel para eliminar y reciclar las proteínas dañadas.
Para la doctora Sofía Cueto de la Clínica Mira+Cueto, una de las primeras señales del envejecimiento facial es la perdida de la angulación del ojo y el surgimiento de lo que llamamos de “scleral show”, que es cuando empezamos a ver la esclera del ojo (la parte blanca) por debajo del iris (entre el iris y el parpado inferior) y que deja un aspecto de mirada cansada.
En tiempos de mascarilla, precisamente, los ojos se vuelven más que nunca el centro de atención, de ahí que proponga una combinación de técnicas médico estéticas para embellecer la mirada.
Entre ellas, “el uso de ácido hialurónico, que aporta volumen a todas las zonas que van perdiendo su soporte y/o disminuyendo con el tiempo; pero también tóxina botulimica para suprimir el músculo orbicular de los ojos que con el tiempo va tirando de la cola de la ceja hacia abajo”.
Técnica que se pueden complementar con hilos tensores “para elevar un poco más la cola de la ceja en personas que, aun tratando con las dos técnicas anteriores, tienen una forma de ceja que no les favorece, para finalizar con Ultherapy que estimula la piel a producir colágeno y creando un efecto-lifting de esta zona”, concluye.
Fuente: EFE