Conforme pasan los años, los huesos se vuelven más frágiles y susceptibles a todo tipo de lesiones. El ejercicio físico, principalmente el ejercicio de fuerza, ayuda a fortalecer los músculos, pero también los huesos. Con esto, el riesgo de tener lesiones debido a la osteoporosis se reduce notablemente.
El esfuerzo muscular sirve para disimular la pérdida ósea, pero a la vez también para compensarla. Es indispensable que los niños realicen actividades deportivas desde edad temprana, puesto que esto propicia una buena calcificación en todo el cuerpo.
Todo tipo de entrenamiento corporal muscular debe ir acompañado para que podamos tener la percepción de estar parados o sentados, lo que se llama propiocepción. Aquellas personas de tercera edad es importante que mantengan la propiocepción, que predispone a que se caigan menos.
Con la firmeza del cuerpo, se reducen las caídas y, en consecuencia, se reducen los golpes y las fracturas que pueden afectar zonas vulnerables.