Prisilla Rivera forma parte de la historia de un deporte cuya lista de países que lo lideran la adorna la República Dominicana. Una multipremiada jugadora que en incontables ocasiones puso en alto la bandera tricolor. Tan fuerte como el ave Fénix, con la capacidad de volar alto en medio de turbulencias. Desde muy joven se aferró al voleibol y lo hizo su estilo de vida, que convirtió a la cancha su hogar y al equipo nacional en su familia.
- Primer contacto con el Voleibol
Una amiga que estudiaba conmigo en el colegio me decía que fuera a una iglesia que se llama San Pedro Apóstol, donde ella practicaba voleibol. Me lo decía a cada rato. Realmente a mí no me llamaba la atención y nunca pensé que jugaría algún deporte. Lo que más lejos yo tenía era que iba a ser quien soy hoy. Un día le dije que para que dejara de hablarme de lo mismo iba a ir y así fue. Fui un día por la tarde, yo tenía 11 años. Recuerdo que entré a la cancha y yo me enamoré inmediatamente del voleibol. Eso fue amor a primera vista, realmente no sabría decirte si el voleibol me escogió a mi o yo lo escogí a él. Seguí yendo a las prácticas y aprendí demasiado rápido el deporte. - Mi llegada al equipo nacional
De la iglesia nos mandaron a practicar al Centro Olímpico con la profesora Mayo Sibilia para jugar en La Vega, en el primer torneo infantil. El profesor Jorge Pérez Vento me vio jugar y me hizo una carta de invitación para que jugara con el equipo de mayores, en el equipo nacional. Yo recibo mi carta pero me daba miedo, no quería ir porque yo escuchaba que las prácticas eran muy duras y yo lo que tenía eran 12 años. Yo estaba asustada. Esperé como un año y seguí practicando con la profesora Mayo. Un día dije déjame ir a probar, como decimos los dominicanos “a ver klk con esto”, total, yo no iba a perder nada. El primer día que fui tocaba hacer preparación física. Nunca en mi vida había levantado una pesa, pero el profesor me puso a hacer el trabajo que le tocaba a la selección y los hice todos, aunque no sabía cómo. Ese día salí como a las 9 de la noche con el cuerpo entero temblando, me acuerdo de eso como que fuera ayer. Duré como una semana sin volver y el profesor me dijo que no podía dejar de ir si quería prepararme. Empecé a ir más frecuentemente, pero claro, también con la inmadurez de la edad, hablaba mentiras para no ir. Después mi papá y mi mamá se dieron cuenta que era una cosa que la estaba cogiendo en serio y me apoyaron, mi papá sobre todo y mi hermana también. Eso fue en el 98. - Muerte de mi padre
Mi papá fallece el 31 de enero del 2001 . Él y yo éramos muy unidos. Cuando eso sucedió yo me quería morir, no comía, no dormía, no salía y dejé de entrenar. Me acuerdo como ahora que el profesor Pérez Vento fue a mi casa a buscarme y a hablar conmigo. El voleibol es mi área de confort, donde me siento segura, fue lo que me salvó de yo absolutamente perderme. Cada quien tiene su proceso de duelo cuando pierde a una persona y yo no sé qué hubiese sido de mí en aquel momento si yo no hubiese tenido este deporte que me apasiona tanto y las personas que a lo largo de todos estos años han estado y han pasado por mi vida. Lo que pude haber sentido en ese momento no lo puedo describir porque estaba muy afectada, pero si hay una cosa que me ayudó, y todavía a esta altura de mi vida me ha seguido ayudando, ha sido estar involucrada en el voleibol, y por eso a mis 37 años, casi 38, todavía estoy jugando. - Me entero que estoy embarazada
En el 2002 íbamos a jugar el mundial, pero ese año me di cuenta en Puerto Rico de que estoy embarazada. Yo no pensé en nada, solo en que estaba embarazada. Yo me había casado con el papá de la niña par de meses antes. Me reí y lloré porque dije cómo, ‘Dios mío, me quitaste algo y me estás dando algo’, no lo vi como algo negativo, no pensé en carrera ni en nada, pensé como que ‘me quitaste a mi papá y me estás dando a mi hija’. Nunca permití que eso me turbara ni lo vi como una limitante, al contrario, lo vi como una motivación para cuando regresara, ya tenía un motivo mayor por quien luchar, y para destacarme y sobresalir. - Panamericanos 2003
Los panamericanos eran en agosto y yo dí a luz con cesárea, en febrero. Pasó marzo, abril, mayo y vine a practicar a finales de junio, principios de julio para jugar. Los Panamericanos, que fueron aquí, fue la gran medalla histórica que hizo un antes y un después en el voleibol de la República Dominicana. Encima, fue contra Cuba, que era el campeón olímpico. Fue un triple logro, porque yo estaba prácticamente recién parida y siendo la más joven del equipo, contra todo pronóstico, logré destacarme en el evento con la participación que tuve. Al momento de la premiación, yo estaba tan emocionada que parecía como un niño cuando le dan un dulce. Yo veía a toda esa gente. Para mí eso era nuevo, ver el pabellón repleto de gente. Eran muchas cosas, tener la dicha divina de que en tu casa te esté viendo toda tu gente. Además, que suene ese himno nacional y que no esté en el radio, sino que lo está cantando el pabellón completo, es una sensación indescriptible, no hay palabras. Engranujarse queda corto”. - Mi primeros juegos olímpicos
En 2004 clasificamos a nuestros primeros Juegos Olímpicos, en Atenas. Imagínate tú, yo tenía 18 años para mis primeros Olímpicos, y ahí sí era verdad que parecía una muchachita en una ciudad de dulces, porque yo veía por un lado a Roger Federer, por otro lado a otro grande y yo me quedaba mirando a la gente, y no entendía el concepto de lo que era estar en unas olimpiadas porque yo era muy joven. Después fue que vine a comprender que ahí estaba lo mejor de lo mejor y yo estaba ahí. Entonces yo dije que a los primeros Juegos Olímpicos que fui, fue para aprender de qué se trataba. - Mi primer premio individual
Un momento memorable para mí fue cuando gané mi primer premio individual. Mi primer MVP fue en el superior con el Club los Prados en el Campeonato Superior Metropolitano. He sido MVP 14 veces, entre la selección y los clubes donde he jugado. He jugado tanto voleibol, he viajado tanto en el mundo y he participado en tantos torneos que a veces no me acuerdo. - Emilio Morales llega a mi vida
Tenemos siete años juntos, aunque parecen más. Es una persona que me ha apoyado al cien por ciento en todas las decisiones que he tomado en mi vida, por ejemplo, en la de mantenerme jugando a esta altura, no haberme retirado a destiempo, fue por su apoyo. Siempre ha sido mi mayor crítico y mi mayor fan. Es una persona que significa mucho para mí y me ha ayudado a escribir parte de mi historia, porque de no haber sido por él, en el 2016 que tenía un bajón, me hubiese retirado y sé que me hubiese arrepentido, pero él no me dejó. Después de eso, ahí fue que gané más premios. Dicen que detrás de cada gran hombre hay una gran mujer pero también al lado de una gran mujer hay un gran hombre que la ayuda a progresar y yo, gracias a Dios, tengo el mío. - Muerte de mi hija
La muerte de mi hija en 2020, que coincidió con mi retiro. Mi padre fallece yo empezando a jugar y mi hija fallece yo retirándome. Cualquier cosa que diga no le hace justicia a lo que yo estaba sintiendo en ese momento y lo que sigo sintiendo porque eso es algo con lo que he tenido que aprender a vivir. La vida me cambió totalmente, en un abrir y cerrar de ojos porque incluso me encontraba fuera del país, estaba jugando en Hungría. Aunque quería transmitir lo que yo sentía, lo que pensaba y quería hacer, en el momento que lo estaba viviendo, no le podía servir de mucho a otra persona porque cada quien lo lleva diferente. Yo no hablaba con nadie, no comía, ni dormía. Me pasaba el tiempo preguntándome que por qué me pasaba eso a mí, si yo estaba esperando este momento 20 años de mi vida para dedicarme a mi familia. Había muchas preguntas sin respuestas que yo no tenía quién me las respondiera y tampoco yo quería que me las respondieran, porque no quería ni siquiera hablar con la gente, ni quería jugar, porque a mi hija no la crié yo sola, ella creció con todas esas mujeres y yo verlas a ellas y ver el lugar donde ella nació y creció, eso a mí me mataba. Pero también era algo que necesitaba hacer porque esa era mi área de confort y ahí yo empecé otra vez a ir poco a poco a las prácticas. Otra cosa, cuando empecé a ver lo que estaba pasando en el mundo con el covid y la gente que estaba perdiendo su familia incluso me sentí agradecida de yo poder despedirme de mi hija y tenía un espacio donde poder estar con ella. - Mi retiro
Duré dos años preparándome psicológicamente para cuando llegara ese momento, ciertamente. Por más que te preparas, cuando llega, impacta. Cuando estábamos cantando el himno, antes de empezar a jugar, ya estaba llorando porque sabía que era la última vez que lo iba a escuchar con la camiseta de la selección puesta, la última vez que lo escucharía antes de jugar. Hablo de eso y me emociono. Tuve que retener las lágrimas porque íbamos a jugar. Hay una foto mía con la mano en el pecho y con las lágrimas a flor de piel, que impactó a mucha gente y todavía a mí. Ahí estaba pensando en que llegó el momento y ya no había vuelta atrás. Me repuse, jugamos y cuando estábamos en el último set, dos o tres puntos antes de terminar, que me inclino a darle el beso al tabloncillo, dije Dios mío dame fuerzas para levantarme, porque cuando me levante se acabó todo, dije dame fuerzas para despedirme de lo que yo tanto he amado y lo que he representado, y empecé a rememorar lo que he vivido hasta llegar ahí. Fue muy significativo porque sabía que la gente me quería, pero no sabía que me querían tanto hasta ese momento. Fueron muchos sentimientos encontrados. Tuve que empezar a vivir otra vez porque mi vida giraba en torno al voleibol”.
UNA TRAYECTORIA LLENA DE MÉRITOS
La jugadora, oriunda de la calle La Guardia de Villa Consuelo, ha acumulado en su trayectoria incontables reconocimientos y medallas, tanto individuales como con el equipo.
Junto a la Selección Nacional logró medalla de oro en los Juegos Panamericanos del 2003, celebrados en el país. Repitieron la historia en 2019 en los Panamericanos en Lima.
Las Reinas del Caribe han ganado cuatro veces oro en los Juegos Centroamericanos y del Caribe: 2006, 2010, 2014 y 2018.
Junto a las Reinas del Caribe, participó en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, Londres 2012 y Tokio 2020.
Vestida con la camiseta de la Selección de la República Dominicana, ha participado en cuatro Campeonatos Mundiales de Voleibol: 2006, 2010, 2014 y 2018.
Para el Campeonato Continental Norceca del 2009 en Bayamón, también lograron oro y tres bronces en 2001, 2003 y 2005.
Ha ganado en 14 ocasiones el premio de Jugadora Más Valiosa y al menos 3 premios como Mejor Atacante.
PATRIA URBAEZ