Estaba vestida de blanco y negro ese día en la oficina. Un atuendo simple, pero muy elegante. Se le veía una actitud segura, como si supiera que esos colores son asertivos para una primera impresión, debía saberlo.
Tenía cita con la señora Rosanna y el equipo de Revistas. Sería la próxima estilista que colaboraría para vestir a los talentos, pero se presentó como diseñadora de modas, disciplina que estudió en París. Se le iluminó el rostro mientras contaba su experiencia en Francia y manifestaba su gran deseo por iniciar sus trabajos en el país.
Decidió crear su marca de ropa durante la pandemia y la llamó “Sable” (“arena” en francés) porque se considera una amante de la naturaleza y los colores propios de cada uno de sus ecosistemas.
Su primera producción fue la confección de mascarillas, elaboradas con telas recicladas. Luego, comenzó a trabajar con lo que serían sus primeros modelos de ropa: camisas para caballeros y tres sets para damas, dos de blazers y pantalones largos, y el tercero de shorts y chalecos.
Mariela Peña, desde sus 15 años, ya modelaba. Para ella era un hobby y, dentro de esas producciones, le llamaba la atención lo que ocurría detrás de cámaras en las sesiones de fotos. Observaba el trabajo de los estilistas y fotógrafos, y admiraba ese deseo, que veía en sus rostros, de transmitir un mensaje a través de una foto.
Cuando cumplió la mayoría de edad y terminó la universidad, se mudó a París en busca de sus sueños. Allí, se dio cuenta del largo proceso que conlleva crear una pieza: diseño, patrones, selección de telas, ensayo, cortes y confección, lo que le permitió valorar más al diseñador, a la firma, a las prendas de vestir y al costo de cada una de ellas. También conoció el daño medioambiental que producen esas grandes fábricas de ropa. Toda esta información la hizo tomar la decisión de aportar, de empezar a ver el vestuario como un arte y no como una prenda desechable.
Un poco más de Sable
Hoy, elabora cada uno de sus diseños con telas orgánicas y recicladas. “La iniciativa de nuestras piezas amigables con el medioambiente nace del deseo de cuidar nuestro planeta. Asimismo, nuestra isla está llena de vegetación, playas, montañas, flores…, paisajes que nos representan y debemos cuidar”, explicó la diseñadora.
Otro valor de la marca es que produce condiciones para generar empleo, sus dos colecciones están trabajadas por manos dominicanas. “En nuestro país tenemos mucho talento, es una forma de dar oportunidades y esperanzas. Además, la moda sostenible va de la mano con la ética. Siempre ha sido importante, para mí, cómo se le paga y trata a la mano de obra, teniendo en cuenta que son parte de un proceso muy importante para nuestra marca. El granito de arena empieza por mí, a través de mi marca, mi legado, hasta mis compras”, enfatizó Mariela.
Forêt Tropicale
La diseñadora presentó su colección reciente en el RD Fashion Week. Desde que volvió al país, participar en esta plataforma era uno de sus sueños. Esta producción cuenta con 12 diseños, a los que llamó “Forêt Tropicale”, inspirados en los distintos ecosistemas de nuestro país.
Para la confección de cada una de estas piezas, utilizó telas de botellas PET recicladas y tejidos orgánicos de algodón y lino. Es una colección inspirada en la diversidad de los bosques, océanos y colores del planeta.
Su otra vocación
Mariela Peña no solo es diseñadora de modas. En el transcurso de su estadía en París, se interesó por el estilismo. La universidad en la que estudiaba les propuso a los estudiantes hacer un curso de Estilismo, Asesoría de Imagen y Personal Shopping.
De inmediato, accedió. La estilista manifestó que ayudar a otras personas a hacerlas sentir mejor a través de la ropa le llena el corazón de felicidad.
PATRICIA ACOSTA