Cuando los propios residentes de una metrópolis la llaman “Ciudad Maravillosa,” o le dan otro nombre elogiante (como a Miami, “la Ciudad Mágica,” para citar otro ejemplo) yo presto atención y la pongo en mi lista de deseos de viajes. En el caso de Río de Janeiro, como sus habitantes, los cariocas, se refieren a su querida metropolis como “cidade maravilhosa” yo no me la he perdido: visitándola ya tres veces.
Y el nombre es perfecto: las maravillas de Río son muchas e incluyen las bellas playas de Copacabana e Ipanema; las montañas de Corcovado y Pan de Azúcar, y su espectacular puerto con aguas azules bordeadas de colinas verdes que parecen estar bailando una samba por la Bahía de Guanabara. Nuestras visitas a Río han incluído dos por cruceros de Holland America Line y Celebrity Cruises y la entrada por barco es preciosa pues la ciudad, junto a Sydney, Australia y Hong Kong, China, cuenta con un puerto que se considera entre los tres más espectaculares del planeta por un sinnúmero de expertos y publicaciones como Daily Mail.
Un punto ideal para comenzar una visita a Río es una excursión al sitio más querido y famoso de la ciudad: la Estatua del Cristo Redentor en el tope de la montaña Corcovado. Una excursión popular viaja a la estatua por medio de un tranvía de rueda dentada de 115 años. Por el camino disfrutamos vistas del Bosque Nacional Tijuca y después de la jornada por tranvía hay 200 escalones que subir para llegar a la estatua –pero también hay elevadores que llevan a la cima.
El Cristo Redentor es una de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo (junto con Machu Picchu en el Perú, la Gran Muralla de la China, Chichen Itzá en la Península de Yucatán en Méjico, el Coliseo Romano, el Taj Mahal de la India, y la “Ciudad Rosada” de Petra en Jordania). En estilo Art Deco, la estatua muestra a Jesucristo con los brazos abiertos, como para abrazar y proteger a la ciudad a sus pies. Los brazos de la estatua se extienden por 92 pies, y la estatua mide 98 pies de altura sin contar su pedestal de 26 pies. En el interior del pedestal se encuentra una capilla de Nuestra Señora de Aparecida, la patrona del Brasil.
Creada por el escultor francés Landowski, la estatua fue construída por el ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa con el ingeniero francés Albert Caquot. Un escultor rumano, Gheorghe Leonida, esculpió la cara de la estatua. Construída de concreto reforzado y esteatita, la estatua pesa 635 toneladas métricas y se construyó entre 1922 y 1931.
Es un símbolo del cristianismo, pero sea uno religioso o no, las vistas de 360 grados desde su plataforma, de una altura de 2,310 pies, en un día claro son simplemente divinas: panoramas del Pán de Azúcar, las playas, la increíble ciudad parecen como bellas postales. Es una vista inolvidable.
Más que visitar
Otros imperdibles de Río incluyen el Sambrodomo, diseñado por Oscar Niemeyer y sede del Carnaval, la Catedral de San Sebastián, una estructura modernista inspirada en las pirámides mayas y con impresionantes vitrales que se encuentra en el centro de la ciudad en la Avenida Republica do Chile 245, y una variedad de museos incluyendo el Museo del Mañana, un museo de ciencia diseñado por el famoso arquitecto español, Santiago Calatrava, en el área del puerto.
GEORGINA CRUZ