Tener el peso ideal, que es el adecuado a nuestra estatura y complexión, es un tema de salud.
Si estamos en sobrepeso u obesidad eso no debe afectar nuestra autoestima ni amor propio. Sin embargo, procurar un buen peso es necesario para prevenir las graves complicaciones de salud, incluyendo diabetes, cardiopatías, cáncer, que genera el exceso de tejido adiposo –grasa- en nuestro cuerpo.
Pero en nuestra sociedad obesogénica, lograr y mantener el peso ideal se torna difícil. Iniciamos dietas de adelgazamiento y comúnmente las abandonamos. Si una determinada dieta nos funciona y logramos rebajar volvemos a recuperar el peso perdido, aun mayor incluso. El llamado efecto “yoyo” es un acto de compensación metabólica del sistema.
Se comete el error de creer que rebajar es solamente cosa de reducir calorías y ejercitarnos, y “fuerza de voluntad”, para mantenernos fieles a la dieta.
Nadie quiere estar gordo, ni siquiera gorditos felices. Y si constantemente fallamos en mantener el régimen alimenticio que nos fomente peso adecuado y salud, no es necesariamente porque no hagamos nuestro mejor esfuerzo por llevar un estilo de vida saludable.
El boicot vendría de los complejos mecanismos cerebrales, psicológicos, hormonales, metabólicos, genéticos que inciden en nuestra relación con la comida, como también situaciones intrínsecas a los propios alimentos “saludables” que elegimos.
Complejos sí, pero no insuperables. Podemos poner aun a la genética de nuestro lado con el adecuado manejo de nuestra situación particular.
Ese adecuado manejo, vale reenfatizar, va más allá de reducir calorías. Si no son tomados en consideración los otros aspectos incidentes, tan pronto nos “pique” el hambre nos lanzaremos a comer lo primero que aparezca.
Después de un tiempo privándonos de comer como quisiéramos, la necesidad de compensación cerebral acabará por vencernos y abandonaremos. Empezaremos a comer probablemente más que nunca.
Pero, ¿qué es lo que tengo qué hacer para llevar mi dieta, rebajar y lograr un peso adecuado a largo plazo? Respuesta muy extensa para este espacio; cada caso es particular y debe ser evaluado y abordado de manera integral.
Pero aquí un botón de muestra: Desde la simple masticación hasta el estrés o ignoradas intolerancias alimentarias, pueden ser obtusos promotores de sobrepeso y obesidad.
Fuente: CLAUDIA FERNANDEZ