Hace más de un siglo, olas de inmigrantes católicos de Irlanda, Polonia y Quebec se radicaron en Chicopee y otras ciudades industriales de Massachusetts, y ayudaron a construir iglesias, rectorías y escuelas para mantener su fe. Hoy los sacerdotes que encabezan esas Iglesias están abrumados por el estrés, una sobrecarga de trabajo y los escándalos por abusos sexuales de los curas.
El reverendo Mark Stelzer es uno de los que luchan por salir adelante. Enseña en una universidad católica de Chicopee y es capellán. Viaja con frecuencia a eventos en otros estados organizados por una institución que ofrece tratamiento de adicciones y relata sus problemas con el alcoholismo.
El año pasado su carga ya de por sí fuerte se hizo más pesada todavía. En el marco de una creciente escasez de curas, la diócesis de Springfield lo nombró administrador de una parroquia en Holyoke, vecino de Chicopee hacia el norte, donde vive solo en una rectoría del tamaño de una mansión y sirve a unas 500 familias en la Iglesia de San Gerónimo. “Estoy en una edad en la que pensé haría cada vez menos cosas, pero estoy haciendo más”, dijo Stelzer, quien tiene 62 años. A Stelzer le encanta el sacerdocio, pero admite que añora la época en la que se ordenó, allá por 1983. El clero católico de EU sobrelleva los efectos de la crisis derivada de los abusos sexuales cometidos por curas, que ha hecho que muchos sacerdotes honorables sientan que pierden apoyo.
Fuente : Hoy Digital