Antes de visitarle, había observado videos y fotos que mostraban su belleza, pero sin duda no hacían juicio de su verdadero encanto.
Viajé con un grupo de amigos. Llegamos primero a la ciudad de Lima, me hospedé en un supercómodo y económico apartamento de AirBnB en Miraflores. Esta zona es definitivamente el lugar ideal para cualquier turista que arribe al país. Literalmente, casi todo sucede allí. Es bastante seguro, hay muchos restaurantes y está muy cerca de los lugares más turísticos de la ciudad.
Visitamos dos diferentes centros o como ellos le llaman: ‘Plaza de Armas.” También el ‘Parque del Amor’, ‘Larcomar Mall’, ‘Barranco’, ‘La Calle de las Pizzas’, ‘Parque Kennedy’, y, por supuesto, más de 10 restaurantes en tres días.
Luego tuvimos la oportunidad de visitar “Ica.” Una ciudad pintoresca y que conserva uno de los más sorprendentes oasis del mundo: ‘La Huacachina.’ Allí, alquilamos boogies por unos 15 dólares y una vez abordo, bajamos las colinas en un divertido paseo donde dos niños de unos cinco años, no paraban de reír y disfrutar los abruptos saltos del vehículo. Allí esperamos el atardecer… fue hermoso.
Por supuesto, si vas a Perú y no vas a Machu Picchu, ¿alguna vez fuiste a Perú?
Pues, al siguiente día, volamos hasta Cusco y organizamos nuestro camino hacia la famosa montaña Inca.
Hicimos todo por nuestra cuenta y logramos vivir la experiencia al máximo.
Salimos a Aguas Calientes alrededor de las 7 p. m. Tomamos un autobús y luego el tren que nos llevó a la ciudad más cercana de Machu Picchu. Dormimos allí.
Nos levantamos muy temprano esa mañana (4 a. m.) y fuimos al destino con nuestra propia imagen de lo que iba a ser esta maravilla del mundo. Lo que habíamos imaginado, ni se acercaba a lo que allí sentimos, fue impresionante.
Machu Picchu es uno de esos lugares que realmente debes ver con tus propios ojos. Lleno de historia, magia y misterio. Al siguiente día, estábamos un poco cansados, pero decidimos caminar alrededor de Cusco e ir a las minas de sal llamadas “Maras.” Para eso usamos un guía turístico.
Las minas de sal de Maras son charcos de sal bellamente formados en un ambiente natural que no podrás creer. Uno de los motivos por los cuales regresaré algunas diez veces más, es por la comida ¡Dios bendiga las manos! Nos deleitamos con todo y aún visitando hasta cuatro restaurantes por día y comiendo en la calle, nos quedó mucho por conocer de su maravillosa gastronomía.
Definitivamente, Perú tiene mucho qué ofrecer, pero debes visitarlo por lo menos 10 días para conocer una mayor cantidad de lugares. No pienses que puedes visitar Machu Picchu y Maras el mismo día, las distancias son largas y las locaciones gigantescas.
Fuente: Joan Wallace