A pesar de que a mayor edad se es más propenso a padecer de hipertensión arterial, los jóvenes no están exentos de ser diagnosticados con esta enfermedad crónica.
Dado a factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo, el uso drogas psicoactivas, el consumo de tabaco y alcohol, antecedentes familiares, así como por causas secundarias como hipertiroidismo, hipotiroidismo, feocromocitoma (tumores) y enfermedad renal vascular y parenquimatosa, entre otras, año tras año las estadísticas muestran una prevalencia de esta enfermedad en los jóvenes, según explica Jenne Ramírez, cardiólogo en el Centro Oriental de Ginecología Obstetricia y Especialidades.
Relación con otras enfermedades
La hipertensión es una enfermedad silenciosa que puede provocar otros problemas graves a la salud .“Muchos jóvenes desconocen que la padecen porque no asisten a un chequeo anual, y al no someterse a tratamiento esta enfermedad puede dañar órganos como el riñón, el cerebro y el corazón”, dice Ramírez.
Además, el galeno sostiene que después del diagnóstico, el especialista busca determinar qué le está causando la enfermedad al paciente, para identificar a qué grupo pertenece: como la hipertensión primaria, cuando no se puede identificar el origen que la desencadenan. Entre un 80 a 85 por ciento de la población se encuentra en esta clase. Mientras que la secundaria, es cuando hay una relación con los factores secundarios. “Es por ello que dependiendo de cuál sea el origen, ésta puede ser erradicada (factor secundario), o controlada (factor primario)”, destaca.
Ramírez señala que la hipertensión arterial tiene pocos síntomas evidentes, sin embargo, en ocasiones viene acompañada de signos como dolores de cabeza, fatiga, dolor torácico y visión borrosa, por lo que llama a las autoridades a crear campañas de concienciación para la población.
Tratamiento
Existe medicación farmacológica y no farmacológica. “Además de los medicamentos, los cambios en el estilo de vida son un potencial para prevenir y controlar esta enfermedad”, dice el doctor.
Según Ramírez, hay que mantener una rutina de actividad física frecuente, evitar el consumo de tabaco y consumir de manera moderada el alcohol. Asimismo, es necesario realizar un control periódico de la presión arterial, ya que por lo regular se diagnostica cuando se presentan complicaciones, como hemorragias cerebrales o complicaciones cardiovasculares.
¿Cuándo la presión está alta?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la tensión arterial como la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear. La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión persistentemente alta. La tensión arterial normal en adultos es de 120 mm Hg (unidad de presión:
milímetro de mercurio) cuando el corazón late (tensión sistólica), y de 80 mm Hg cuando el corazón se relaja (tensión diastólica). Cuando la tensión sistólica es igual o superior a 140 mm Hg y/o la tensión diastólica es igual o superior a 90 mm Hg, la tensión arterial se considera alta o elevada.
Para el diagnóstico
“Previo a la toma de la presión arterial, el paciente no debe ejercitarse, fumar, ni consumir cafeína. Al llegar a consulta se le da un tiempo promedio de cinco minutos para que se relaje y se pueda proceder a realizar el diagnóstico”, detalla el especialista. La forma correcta de tomar la presión es con un mango inflable y un estetoscopio. Para categorizar al paciente como hipertenso no se debe hacer una sola toma, sino que debe repetirse ese mismo proceso, en las mismas condiciones, en un intervalo de 20 minutos.
Fuente: Jessica Bonifacio