Ser padres exige sacrificios y tiempo. Muchas veces atender a los hijos está primero que cualquier actividad de placer personal. Los niños se convierten en los dueños absolutos del horario de los adultos, tanto así que cada vez se hace más difícil cuidar de la salud.
Pero es importante que los adultos saquen un tiempo para cuidar de ellos, ya que eso beneficia a la familia de muchas formas.
Un modelo a seguir
Un padre o madre preocupado por la salud y en hacer actividades físicas como parte del estilo de vida, tiene mucho impacto en el desarrollo de los pequeños.
Recuerdo que desde niña veía a mi papá salir varias noches a la semana a jugar softball y a mi mamá preparar su bulto todas las mañanas para luego del trabajo tomar una hora de aeróbicos en el gimnasio.
Ambos comportamientos influyeron en mí positivamente y no porque mi mamá tuviese músculos o fuera delgada, sino por el hecho de que se preocupaban por su salud.
Cuando en tu familia practicar algún deporte o un entrenamiento se vuelve parte de la rutina diaria, los niños lo verán como algo normal, común y una vez crezcan, les será natural continuar este comportamiento.
Prevenir
Nunca nos bastará con ver a los niños nacer. Queremos verlos crecer, luego graduarse, tener su empresa, verlos casados y recibir los nietos.
Nuestra salud es frágil y somos muy vulnerables a todo lo que nos rodea, pero si sacamos tiempo para mejorarla o cuidarla, podemos prevenir enfermedades y luchar con más fuerza para recuperarnos.
El héroe de la casa
Sacar tiempo para entrenar está siempre en el último espacio de la lista de deberes.
La mayoría de las veces los padres están tan agotados que se ahorran la molestia de tener que salir a ejercitarse.
Pero, si lo hacen, la admiración de sus hijos valdrá el sacrificio.
Mi esposo tiene escoliosis, una curvatura de la columna vertebral que le dificulta tener una postura recta, sumado a esto tiene varias hernias discales.
Esta condición le impedía cargar objetos pesados y por su tamaño, muchas veces se encontraba en situaciones embarazosas cuando debía decirle que no a una señora que pedía le bajara su equipaje del compartimiento superior del avión.
Nunca fue un niño que practicó deportes. Sus padres tampoco lo fueron y de grande ha requerido de un esfuerzo sobrehumano para poder incluir la actividad física en su rutina.
Hace un par de años y a raíz de una caída, se vio en la necesidad de empezar a entrenar para fortalecer sus músculos. Este cambio lo convirtió en un papá mucho más dinámico y nuestra hijas lo notaron.
Acompañar a tus hijos a montar bicicleta, patinar en el parque, practicar fútbol o disfrutar de los deportes acuáticos en las vacaciones te convertirán en ese héroe que tanto ellos admiran.
Si soy feliz, ellos también los serán
El ejercicio no solo beneficia físicamente, sino también libera la mente. Al practicar deportes o entrenar producimos hormonas de la felicidad como las endorfinas, con las que se mejora la actitud frente a los problemas y se enfrentan las labores diarias con energía positiva.
El estrés está presente en la vida de todos y cada día pone pruebas. Cuando se está estresado es fácil alterarse por cualquier cosa y el ambiente en el hogar se torna un campo de batalla. Por esto, hay que mantener el equilibro realizando actividades que ayuden a liberarlo.
Ellos son la razón, no la excusa
En las reuniones de padres, en el colegio o cualquier otro lugar es común que el tema “ejercicios” se toque. Los padres que no practican nada siempre tienen sus excusas: “No tengo tiempo, salgo del trabajo a las 6, las tareas, los cumpleaños, entre otras razones.
Los hijos son la razón principal para mantenerse saludable, jamás deben ser la excusa.
Lo que hoy puede parecer muy sacrificado, mañana será parte de una rutina y pasado una costumbre.
Tiempo para compartir
Ser un padre activo te facilita realizar actividades al exterior en compañía de tus hijos. Cuando compartes un deporte en familia creas un nexo entre todos. Es una situación de “ganar-ganar”, tanto para los padres como para los niños.
Cuando asistes con regularidad a un centro de entrenamiento amplías tu círculo de amistad, mejoras tu autoconfianza y elevas tu autoestima. Al compartir esta actividad con tus hijos fomentas en ellos el trabajo en equipo, la concentración, la disciplina y la constancia; características que le beneficiarán en el resto de sus actividades, tanto escolares como sociales.
Fuente: Dafne De Frías