La danza oriental o mejor conocida como el bellydance, se caracteriza, como su nombre describe, por los movimientos en los muslos, abdominales, de cadera y pecho, y por resaltar la sutileza y belleza del género femenino.
En República Dominicana, esta danza tiene rostro. La bailarina Vanessa Angulo habla de la daza del viente, enfocada más allá de su carácter artístico.
En una entrevista para elCaribe explicó que el beneficio de practicar este baile, es que puedes decidir en lo que quieres enfocarte, ya sea la sensualidad, la autoestima, el amor propio e incluso la espiritualidad.
“El bellydance no es una danza como la gente piensa que es solamente para mover las caderas, es un trabajo que demanda concentración de mente, cuerpo y espíritu”.
La experiencia que tiene como maestra de más de 20 años, es que con su evolución, esta danza se ha ganado el favor de las mujeres mayores, que de una u otra forma buscan sentirse bien con ellas mismas.
“A la mujer adulta es a la que más le gusta esta danza, porque esas danzas que tienen ahora un gran éxito como el hip hop y las danzas modernas, van dirigidas a la persona joven. Esta danza se ha quedado más dirigida a las mujeres adultas que a las niñas y adolescentes, porque la ven como una manera de perder el miedo escénico y de hacer un ejercicio porque es un aeróbico que trabaja más de 260 calorías por sesiones de clase, ayuda mucho a la sensualidad de la mujer, sobre todo a la mujer que se siente quizás aislada, que es divorciada o tuvo una mala experiencia, entonces se sienten más femeninas, se sienten más hermosas, aprenden este baile, que trabaja mucho su sensualidad pero también su autoestima y el amor propio”.
Señala que para bailar bellydance no importa ni la contextura física, ni la edad, ni los rasgos ni color de piel. “No importa que seas gordita, blanca o morena, que tu pelo sea corto o largo o que tu pelo tenga canas o no tenga canas, puedes hacer esta danza no importa la edad. Hoy día la mayoría de mujeres que ejercen esta danza son señoras casadas, divorciadas o abuelas con sus nietas que les gusta y lo hacen para sus familias y para sí mismas, para sentirse bien”.
Otro tema en el que también se enfoca es en los factores que separan esta danza de la sexualización del cuerpo femenino.
“El bellydance, al contrario de otras danzas de connotación más sexual, tiene ciertas prohibiciones. Por ejemplo, la bailarina cuando baila para los árabes, si a ellos les gustó el baile, le dan dinero pero no se lo ponen en el cuerpo, porque entienden que tocar el cuerpo de la bailarina está mal. Nosotras enseñamos el vientre, nos ponemos unos trajes muy sexys, enseñamos las piernas pero nunca nuestra área sexual, son cosas que están prohibidas para su costumbres y nosotras tratamos de mantenerlas, porque su folclor y cultura, sigue el mandato de que la bailarina no se puede tocar”.
Comenta que el trabajo más difícil de la danza, es la que más le gusta, “la parte clásica”. El movimiento de los brazos que se asemeja al vuelo de las palomas, el desplazamiento del cuerpo, lograr hacer figuras y dar vueltas sin marearse, entre otros factores que van más allás de la sensualidad.
“La parte más sensual es la más fácil de lograr, la más difícil es la sublimidad, lograr la belleza que consiste en unir la parte sensual y espiritual, y trasmitirlo. Me gusta más la belleza, lo que expresa, por ejemplo, le enseñas a una niña la danza y vas a ver inocencia en ella, pero le enseñas a una persona adulta, y le vas a ver la sensualidad que en las niñas no se proyecta”.
Actualmente
Vanessa Angulo imparte clases privadas y por contrataciones hechas a través de sus redes sociales, con el apoyo de su hija Carolina, quien continúa su legado. Cambió a esta modalidad tras la pandemia y contó a elCaribe las enseñanzas que le dejó el tiempo de Covid-19. “La pandemia me enseñó que es importante lo que nos queda. A todos nos dio covid, nos vimos afectados, pero lo sobrellevamos, pero muchas personas murieron y perdieron todo. Todo hay que acogerlo de acuerdo a los tiempos en los que vives, no te preocupes por el mañana, preocúpate por el presente”, hay que vivir lo que se está viviendo”.
Sublimidad
“La parte más sensual es la más fácil de lograr, la más difícil es la sublimidad, lograr la belleza que consiste en unir la parte sensual y espiritual y trasmitirlo. Me gusta más la belleza de lo que expresas”.