Los aspectos psicológicos del color están muy presentes en el día a día.
Por lo general, son utilizados de forma inconsciente por la mayoría de las personas a la hora de vestirse o de decorar su casa; sin embargo, en el mundo del diseño, del marketing, y la publicidad son escogidos cuidadosamente para ejercer un sentimiento sobre los usuarios, explica la psicóloga de Ser para Actuar, Denisse Reyes.
El color es sensorial, es por ello que en psicología se ha clasificado según las percepciones que se tiene adjudicándole significados. Denisse señala que el color es capaz de estimular o deprimir, puede crear alegría o tristeza. Asimismo, indica que determinados colores despiertan actitudes activas o, por el contrario, pasivas.
Los colores cálidos son recomendables en espacios donde se requiera concentración o se utilicen para el descanso, resalta Reyes. “Las discotecas suelen estar decoradas con tonos brillantes; pero en ambientes de trabajo, con esta misma línea de colores se podría generar tensiones entre las personas”, comenta.
Los colores fríos y los pasteles son aconsejables para las estancias en las que se pasa mucho tiempo realizando una actividad específica, porque no molestan visualmente. Asimismo, son acertados para decoraciones que busquen relajación y descanso, explica la especialista. Mientras que en ambientes laborales, el amarillo significa atención; el naranja, alerta; el rojo, peligro; el violeta, energía; y el verde, paso libre, entre otros.
Tonalidades
El rojo es el color de la vitalidad y de la acción, y ejerce una influencia poderosa sobre el humor de los seres humanos. Es considerado un color antidepresivo, el más fuerte de toda la gama cromática, y generalmente se le asocia con conceptos tales como la pasión, el amor y la energía. Algunas de las sensaciones que este color puede provocar, según Reyes, son palpitaciones, subir la tensión arterial e incrementar el deseo y la excitación. En cambio, el naranja es definido como incandescente, ardiente y energético.
“Por el hecho de ser reconfortante y estimulante, puede calmar o irritar. La influencia de los colores naranja ayuda a sentir más energía disminuyendo la fatiga y elevando el ánimo”, cuenta la especialista.
El tono amarillo fuerte es utilizado para ayudar a las personas a calmar estados de nervios; por ejemplo, se emplea en el tratamiento de la psiconeurosis. Quien se encuentre en este estado puede elegirlo para pintar su vivienda. Sobre el verde, este se emplea en el tratamiento de las enfermedades mentales, tales como la histeria y la fatiga nerviosa.
El verde induce a tener paciencia. Algunos de los efectos que se asocian a esta tonalidad son la baja la tensión nerviosa, por lo que es ideal para aquellas personas con mucho estrés.
Por otro lado, el azul es el color más calmante y universalmente preferido.
En ese mismo orden, el marrón podría provocar depresión cuando se emplea como tono único en los espacios. Reyes aconseja asociarlo con el amarillo o el anaranjado para lograr equilibrio.
El blanco es uno de los más aconsejados para pintar, ya que generalmente proyecta pureza, limpieza y paz; a diferencia del negro, que usado solo en la ornamentación de los espacios provoca sensaciones de tristeza ya que representa muerte y luto, aunque en la vestimenta simboliza elegancia.
Fuente: Jessica Bonificia