En los tiempos en que vivimos es difícil tener una perspectiva bíblica de la maternidad. Reconociendo la necesidad, las batallas y las muchas opiniones sobre diversos temas relacionados con este llamado, el ministerio de Desiring God inició una serie de publicaciones escritas por madres para madres, con el objetivo de alentarlas y fortalecerlas con una perspectiva bíblica y sólida del tema. Una de sus primeras publicaciones, escrita por Rachel Jankovic en julio del 2011, se propagó como fuego, exponiendo la gran necesidad que tienen las madres de ser alentadas y exhortadas a aplicar el evangelio en su vida diaria.
Esta publicación dio inicio a una serie de publicaciones subsiguientes escritas por mujeres de diversos lugares del mundo, todas unidas por el “anhelo de vivir fructífera y fielmente como hijas de Dios, esposas y madres” Las madres Rachel Jankovic, Christina Fox, Gloria Furman, Christine Hoover, Rachel Pieh Jones, Trillia Newbel, y la autora Carolyn McCulley se dieron a la tarea de publicar 89 artículos que abarcan muchas de las luchas de la maternidad (la ansiedad, el perfeccionismo, el valor del llamado, las mentiras del feminismo, la oración, entre otros). Estos artículos componen el libro “Suficientemente Madre”, que anima a las madres a poner su total dependencia en Cristo y a encontrar su identidad en Él y no en sus circunstancias o en su desempeño.
El contenido del libro expone la lucha que aún se libra en el corazón de la mujer por trascender, por ser reconocida, y el temor de estar sumergida en un trabajo insignificante.
El llamado es difícil
A medida que las mujeres cristianas se han ido discipulando y reformando en su manera de pensar, muchas han tomado decisiones difíciles y no muy aplaudidas por el mundo. Muchas han dejado los logros y el reconocimiento terrenal para abrazar un llamado mucho más solitario, y poco valorado: el de mamá. Es indiscutible que el llamado es sacrificial. Como bien lo expresa Rachel Jankovic,
“La maternidad es una de las grandes ligas de abnegación. Millones de mujeres matan por evitarlo. En una cultura de auto-gratificación, abrazar una maternidad abnegada es en sí un acto revolucionario.”
La maternidad desafía nuestro egocentrismo y nuestra inclinación de vivir para nosotras mismas. El llamado nos obliga a anteponer las necesidades de otros antes que las nuestras. Para estas cosas ¿quién es suficiente? (2 Co. 2:16)
Cada día se hace más difícil vivir piadosamente en un mundo que anda de espaldas a Dios. El enemigo no solo está “allá afuera”, muchas veces está en nuestras propias filas y dentro de nuestros propios corazones. La batalla se libra de manera muy evidente en el ámbito de la maternidad.
Hay una guerra
Tristemente, en su deseo de ser las ‘madres perfectas’, y de encontrar significado en el llamado, las madres han dado lugar a una guerra:
“Con demasiada frecuencia valoramos más nuestros hogares de lo que valoramos a Cristo. Como consecuencia, lo que Él ha dado como bendición y una fuente de santificación se convierte en un medio de logros y hazañas. Nuestros hijos bien portados o nuestra habilidades organizacionales se convierten en una exhibición de nuestro valor y virtud. Nuestros hogares se convierten en cosas de qué jactarnos, autoelevarnos o el criterio para hacer comparaciones. Nos aferramos a nuestro tesoro, pensando que el hogar está bajo nuestro control, que es de nuestra posesión, que hemos creado y cultivado algo especial.”[3]
No hay duda de que a la mujer le resulta muy cuesta arriba vivir su llamado en la cultura de hoy, sin temor a ser criticada o juzgada por la forma como elija hacerlo. Vivimos en una cultura de logros y de desempeño y todas tenemos el deseo de trascender, de sentir que somos reconocidas por lo que hacemos, de sentir que lo que hacemos es lo correcto. Lamentablemente eso nos ocurre incluso a las que hemos abrazado el evangelio, a las que hemos comprendido dónde radica nuestro verdadero valor.
Este libro anima a las madres a combatir el desánimo y el perfeccionismo con el maravilloso evangelio, minuto a minuto recordando que:
Los hijos no son interrupciones a la voluntad de Dios.
Los hijos son la voluntad de Dios y son un don de Dios.
A la luz de la eternidad el llamado de la maternidad tiene repercusiones que en medio de la lucha no podemos ver ahora.
La maternidad es una carrera en la que sembramos y corremos por fe y no por vista
Nuestro valor no está en lo que hacemos ni en cuán buena madre seamos; sino en Cristo. Él es nuestra suficiencia.
Debemos resistir la tendencia a compararnos con otras.
No debemos esperar la aprobación de los hombres (u otras mamás) sino ser fieles para recibir la aprobación de Dios.
Tenemos que buscar dirección en la Palabra, no en el mundo o en la opinión de los demás.
Debemos buscar intencionalmente aplicar la luz del evangelio a esas situaciones que la rutina tiende a oscurecer.
Busca Su aprobación
Esta guerra solo saca a relucir que estamos muy necesitadas de ser aprobadas y valoradas, olvidando que nuestro valor está en Cristo. Como hijas de Dios, Él nos llama a ser fieles en toda circunstancia que Él soberanamente orqueste para nosotras y nos llama a cultivar convicciones personales informadas por principios bíblicos. Dios no nos llama a juzgar aquellas que no han abrazado las convicciones personales que nosotras hemos abrazado.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios (1 Co 4:5)
Cada madre debe poder determinar cómo vivirá su maternidad con la porción que Dios le ha encomendado, y debe poder hacerlo sin necesidad de ser aprobada por las demás que no piensan como ella. Y cada madre debe poder expresar sus convicciones sin que otras madres se sientan atacadas, y debe hacerlo respetando que otras personas quizás no vean las cosas como ella las ve o las practica.
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno (Ro. 12:3)
Hazlo todo para la gloria de Dios
¿Dios te ha dado convicción para educar en el hogar? Hazlo para la gloria de Dios. ¿Dios te ha dado convicción de mandar a tus hijos a la escuela? Hazlo para la gloria de Dios. ¿Dios te ha dado convicción de amamantar? Hazlo para la gloria de Dios. ¿Dios te ha llamado a responder de cierta manera que es diferente a las demás? Hazlo para la gloria de Dios. Es a Él a quién darás cuenta. No debe haber lugar para la comparación. Cada cual es responsable delante de Dios de elegir cómo será fiel ante las situaciones únicas que el Señor diseña para ella y su familia.
No encuentres tu identidad en ninguna de estas cosas. No seas definida por ninguna de esas posiciones.
“Nuestra única jactancia es en Jesús nuestro Señor, quien es nuestra sabiduría y justicia, santificación y redención (1 Co. 1:30).”[4]
Ya sea que te sientas amenazada, criticada o te sientas superior a otras por lo que haces como madre, has perdido el foco. Si te has visto en medio de una de estas batallas, o si luchas por no perder el gozo y la perspectiva durante esos años difíciles, el libro “Suficientemente Madre” es para ti.
“Esta es la matemática de la gracia de Dios: Mamá (nunca suficiente) + Dios (infinitamente suficiente) = Una madre suficiente
Dios siempre ha sido, y siempre será, suficientemente Dios. Ya sea que lo crea o no, ya sea que me deleite o no en la suficiencia de Dios, la batalla ha terminado.”https://sdejesucristo.org/suficientementemadre/
Fuente:SoldadosdeJesucristo